La Espiritualidad de la Cruz es la de Cristo Sacerdote y Víctima y se expresa en un símbolo rico en contenido: la Cruz del Apostolado. Este símbolo manifiesta la transformación del dolor humano por medio del amor de Dios, el Espíritu Santo.
Símbolo sacerdotal que hace resaltar la salvación que Jesús realiza por medio de su entrega, la cual culmina en su muerte de cruz y es coronada por la resurrección gloriosa.
La Espiritualidad de la Cruz ilumina el camino del Misionero del Espíritu Santo. Es una espiritualidad común a las cinco ramas de la Obra de la Cruz, con matices propios para cada una de ellas.
En los Misioneros del Espíritu Santo el matiz característico, como lo dice su propio nombre, es el de comunicar la salvación a los hombres, al compartirles el don que hace Cristo al momento de morir en la cruz: su Espíritu Santo, Espíritu de luz, de alegría, de vida y de paz.
Ser Misionero del Espíritu Santo significa ser testigo ante los hombres del amor que Cristo Sacerdote y Víctima ha venido a manifestarnos en su Cruz de salvación.