Memorándum 9 / 2010-2016
del Superior General a los Superiores Provinciales y sus Consejos
82ª Asamblea de la Unión de Superiores Generales
Queridos Daniel, Domenico y Cecilio:
Queridos Andrés, Miguel, Horacio, José, Juan José, Ricardo, José Luis y Marco:
Que, en este tiempo de Adviento, el Espíritu Santo los llene de generosidad, buen humor y creatividad.
«El papa Francisco: un desafío para el servicio evangélico de la autoridad», fue el tema de la 82ª Asamblea de la Unión de Superiores Generales (USG). Se llevó a cabo del 27 al 29 de noviembre en Roma; los dos primeros días fueron en el Salesianum y el tercero, en el Vaticano.
Dios me concedió la gracia de participar en la Asamblea, junto con otros 103 Superiores Generales. A través de este escrito, les comparto un poco de la riqueza de ese encuentro.
Como telón de fondo de nuestra Asamblea, estuvieron unas palabras del papa Francisco que venían impresas en el programa que se nos entregó:
Los religiosos son profetas. […] En la Iglesia los religiosos son llamados especialmente a ser profetas que dan testimonio de cómo Jesús vivió en esta tierra, y que anuncian cómo será el Reino de Dios cuando llegue a su perfección. […] Estoy hablando de una propuesta positiva, que no debe realizarse con temor. Pensemos en lo que han hecho tantos grandes santos de la vida monástica, religiosos y religiosas, desde tiempos de san Antonio Abad. Ser profeta implica, a veces, hacer ruido, no sé cómo decir… La profecía crea alboroto, estruendo, alguno diría que crea “gran confusión”. Pero en realidad su carisma es ser levadura: la profecía anuncia el espíritu del Evangelio.
Apertura de la Asamblea
El P. Adolfo Nicolás, jesuita, Presidente de la USG, con unas sencillas palabras nos dio la bienvenida a la Asamblea. Nos anunció que dos días después tendríamos un encuentro con nuestro hermano Francisco, en el Vaticano.
Posteriormente cedió la palabra a los facilitadores: don Mario Aldegani, de los Josefinos del Murialdo, y el Hno. Emili Turú, de los Hermanos Maristas, quienes nos indicaron el objetivo de nuestra Asamblea y la metodología que seguiríamos.
El objetivo tenía tres partes: 1ª) profundizar en lo ya dicho en la Asamblea anterior (mayo 2013) sobre el servicio de la autoridad; 2ª) identificar algunos puntos fuerza para el ejercicio de la autoridad en el contexto de los gestos y las enseñanzas del papa Francisco, y 3ª) el encuentro con el Papa.
Reflexiones y experiencias de tres Superiores Generales
Para profundizar en lo ya dicho en la Asamblea anterior sobre el servicio de la autoridad contamos con la ayuda de tres hermanos.
El Hno. Hervé Janson, francés, Superior General de los Hermanitos de Jesús, tituló así su exposición: «Algunas luces que me ayudan a vivir este servicio a mis hermanos. El papa Francisco: ¿cómo conforta mi esperanza?» Para ayudarnos a reflexionar sobre el servicio de amor que nos compete, nos ofreció cinco iconos bíblicos. Jacob: Ayuda a los suyos a cruzar el río y él se queda solo en la noche; tras la lucha, le arranca una bendición a su adversario. Moisés: El hombre más humilde; solidario con el pueblo. Desea que todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor. La Visitación: Hacer presente a Jesús en lo cotidiano de nuestros encuentros y de nuestra disponibilidad para el servicio a los demás. El lavatorio de los pies: La Iglesia debe ser sierva, como lo ha sido su Maestro. Los peregrinos de Emaús: Estamos en camino con nuestros hermanos, con el deseo de escucharlos con benevolencia y empatía para darles esperanza. Después, el Hno. Hervé nos compartió cómo viven el servicio de la autoridad los Hermanitos de Jesús: «un servicio de comunión donde tenemos que ayudarnos a avanzar juntos con Aquel que nos sedujo, cultivando nuestro sentido de pertenencia, abiertos a una fidelidad creativa, respetando nuestras diferencias.»
«Cómo el papa Francisco me inspira y me desafía en el servicio de animación de mi Orden», fue el tema del que nos habló fray Mauro Jöhri, suizo, Ministro General de los Franciscanos Capuchinos. Haciéndose eco del papa Francisco, fray Mauro nos dijo: La consulta es un importante instrumento de gobierno, pues incrementa la comunión y favorece el discernimiento. No hay identidad sin pertenencia; la pertenencia es reveladora de la identidad. En momentos de crisis, como estos, hemos de insistir en el sentido de la comunión fraterna y de la pertenencia, porque sólo si nos reconocemos unidos en un carisma podremos vislumbrar nuevos caminos. El papa Francisco enlaza el voto de castidad con la fecundidad; es fundamental que el consagrado sea capaz de dar y suscitar vida. No podemos separar la pobreza religiosa de los pobres: es necesario implicarse con los pobres, los últimos, los marginados. Hay una presencia eucarística de Jesús, pero también una presencia de sus llagas en quienes sufren. Nuestro servicio de gobierno debe animar de manera significativa y profunda a nuestros hermanos en el servicio a los pobres; esto puede ocurrir si mantenemos vivo el sentido de Dios y lo vemos como el dador de todo bien.
Por último, el P. Heinz Kulüke, alemán, Superior General de la Sociedad del Verbo Divino, nos habló de «El liderazgo en un contexto internacional e intercultural en una congregación religiosa misionera, a la luz del testimonio de vida del papa Francisco». Los cinco aspectos de la vida religiosa-misionera de los Verbitas son: la espiritualidad, la comunión, el liderazgo, las finanzas y la formación. El liderazgo está en el centro, pues los otros cuatro aspectos exigen un buen liderazgo. La autoridad no sólo recae en una persona sino también en un grupo de líderes. El P. Kulüke relacionó la autoridad-liderazgo con varios elementos: el amor, el respeto que te debes ganar por el modo como vives, el perdón, la protección de los débiles, decir la verdad, marcar la diferencia, la fuerza, la resistencia y creatividad, autoridad sin pagar favores, autoridad de la comunidad y para la comunidad, las mujeres en los lugares eclesiales donde se toman las decisiones, la colaboración intercongregacional, la situación del pueblo con el que caminamos, la credibilidad de la institución, la razón de ser del líder, autoridad que no es permanente, liderazgo de servicio, el discernimiento. Concluyó su exposición afirmando que el estilo de liderazgo del papa Francisco inspira a muchos líderes a ver y actuar de un modo diferente.
Tras haber escuchado las reflexiones y experiencias de estos tres hermanos, los participantes nos dimos a una doble tarea: 1ª) identificar algunos puntos fuerza para el servicio evangélico de la autoridad, en el contexto de los gestos y las enseñanzas del papa Francisco y 2ª) formular algunas preguntas que nos sirvieran de base para el diálogo que el viernes 29 tendríamos con el Obispo de Roma. Para esto, guiados por los facilitadores, el miércoles y el jueves tuvimos reflexiones en las mesas de trabajo dentro del aula y reuniones por grupos lingüísticos: tres en italiano, dos en español, dos en inglés y uno en francés.
Puntos fuerza para el servicio evangélico de la autoridad
Gracias al eficiente trabajo de los facilitadores, el fruto de nuestra reflexión quedo plasmado en un denso documento de dos páginas; hago aquí una síntesis. Tiene como epígrafe unas palabras que el papa Francisco dirigió a las Superioras Generales el pasado 8 de mayo:
Sabed ejercer siempre la autoridad acompañando, comprendiendo, ayudando, amando, abrazando a todos y a todas, especialmente a las personas que se sienten solas, excluidas, áridas; las periferias existenciales del corazón humano. Mantengamos la mirada dirigida a la Cruz: allí se coloca toda autoridad en la Iglesia, donde Aquel que es el Señor se hace siervo hasta la entrega total de sí.
Los gestos y las enseñanzas del papa Francisco nos invitan a una conversión en nuestro servicio a los hermanos en tres áreas:
1. Conversión de las actitudes personales.
a) Un servicio centrado en lo esencial: Lo esencial es Jesucristo, el testimonio del Evangelio según el propio carisma. Sostener a nuestros hermanos en su caminar hacia el Señor. Vivir el discipulado para realizar nuestra misión. Poner en el centro a la persona.
b) Un servicio que tiene su autoridad moral en la autenticidad: Nuestra credibilidad está ligada a la correspondencia de las palabras y los gestos con la verdad de la vida. Cuidar nuestra libertad interior. Testimoniar un estilo de vida simple, humilde y gozoso.
c) Un servicio que se expresa con profunda humanidad: Expresar ternura, sobre todo hacia los más vulnerables. Reconocer nuestros pecados y límites. No pretender tener siempre respuestas para todo y para todos. Buscar pacientemente la verdad junto con los otros.
2. Conversión de las relaciones.
a) Un servicio que sabe expresarse en un modo simple y directo: Escuchar mucho para aprender las palabras que los demás comprenden. Cuidar la comunicación y su pedagogía. Usar un lenguaje actual, con palabras que toquen el corazón de las personas.
b) Un servicio que es un caminar con los hermanos: Caminar delante de ellos, para abrir el camino e indicar la meta; caminar detrás de ellos, al paso del más débil, para que ninguno se pierda; caminar en medio a ellos, en el común compromiso de fidelidad a la vocación.
c) Un servicio que busca la voluntad de Dios junto con los hermanos: El discernimiento y la colegialidad hacen crecer la comunión. El discernimiento exige paciencia y tiempo, escucha y diálogo, libertad interior, espíritu de fe y valor para asumir las decisiones.
3. Conversión de las prospectivas y del estilo de la misión.
a) Un servicio profético: Acoger y hacer acoger los signos que nos invitan al cambio. Expresar profecía, visión de futuro, cercanía con los pobres. Vivir y testimoniar la fraternidad, que nos une a los demás y nos ayuda a superar la tentación del clericalismo.
b) Un servicio que tiene el coraje de salir y hacer salir: Ir hacia las periferias geográficas y existenciales, en un vital dinamismo de salida, en un estado permanente de misión, liberándonos de toda forma de rigidez institucional y de autorreferencialidad.
c) Un servicio que expresa y difunde la cultura del encuentro: Vivir y promover la cultura del encuentro como estilo de vida y de misión, con gestos de cercanía especialmente hacia los últimos, los débiles, los enfermos, que son la carne de Cristo entre nosotros.
d) Un servicio gozoso, portador de esperanza: Reavivar la esperanza de los hermanos, calentar sus corazones. Valor para abrir caminos nuevos, arriesgándonos a lo desconocido con fe y esperanza, en fidelidad creativa al carisma y a la audacia de los fundadores.
La manera como el papa Francisco está ejerciendo el servicio evangélico de la autoridad nos llevó a revisar cómo lo estamos realizando nosotros. Para ello, personalmente nos preguntamos: ¿Cómo vivo estos puntos fuerza? ¿Cómo quiero vivirlos? Luego compartimos nuestras respuestas y experiencias con los compañeros de mesa de trabajo.
Preguntas, elecciones y eucaristías
A la par de la redacción del documento de los puntos fuerza, fuimos elaborando las preguntas que le haríamos al Papa. Realizamos primero una lluvia de ideas en los grupos lingüísticos. Luego, el P. Josep María Abella, claretiano, hizo la síntesis de los diversos grupos y presentó un borrador a la Asamblea. Le hicimos varias sugerencias y correcciones al borrador y posteriormente el mismo P. Josep María redactó el texto final, que fue enviado al Papa el jueves por la tarde.
A lo largo del jueves, hicimos los escrutinios para elegir al Vicepresidente de la USG, cargo que había quedado vacante cuando el P. Adolfo Nicolás asumió la Presidencia. El elegido fue fray Mauro Jöhri, Ministro General de los Franciscanos Capuchinos.
Como sabemos, en octubre de 2014 se llevará a cabo una Asamblea General extraordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el matrimonio y la familia. A esa reunión asistirán tres delegados de la USG. Así que también hicimos la elección de los tres Superiores Generales que nos representarán. Los elegidos fueron: P. Adolfo Nicolás, fray Mauro Jöhri y don Mario Aldegani.
La jornada del miércoles la concluimos con la celebración eucarística presidida por el Cardenal João Braz de Aviz. En su homilía, nos habló del sorprendente y bello pontificado del papa Francisco. El obispo de Roma es un hombre sencillo, verdadero hermano; un testimonio de acompañamiento y cercanía. Con su palabra y su ejemplo nos está haciendo retomar el camino correcto. Además, como estábamos en la última semana del Año litúrgico, el Prefecto de la CIVCSVA nos invitó a hacer un balance de la acción de Dios en nuestra historia. Nuestro Rey es un rey crucificado, que entregó su vida por amor a nosotros. Esto debe llenarnos de paz, incluso frente a nuestras deficiencias e imperfecciones. Terminó invitándonos a hacer cuerpo entre la UISG, la USG y la CIVCSVA y a caminar juntos, para llevar adelante el proyecto de Dios.
La eucaristía del jueves fue presidida por el Arzobispo José Rodríguez Carballo, ofm, Secretario de la CIVCSVA. En su homilía, aplicó a la vida religiosa tres de los desafíos que el papa Francisco ha lanzado a toda la Iglesia. 1º) Vida religiosa: céntrate en Jesucristo y el Evangelio y vuelve a lo esencial. La relación con Jesucristo nos des-centra, nos hace dejar de ser autorreferenciales, y nos permite tener una mirada contemplativa sobre la historia. 2º) Vida religiosa: encuentra un estilo de vida más evangélico. Vivir pobres y con los pobres, en comunión eclesial, compartiendo la alegría del encuentro con Jesucristo y de la entrega a los demás. 3º). Vida religiosa: sé misionera. Salir de nosotros mismos para ir al encuentro con los demás, ir a las fronteras, anunciar a Jesucristo y su Evangelio.
El papa Francisco ha repetido en diversas ocasiones que prefiere una Iglesia accidentada porque salió, a una Iglesia enferma porque se encerró. Estas palabras fueron citadas varias veces en la Asamblea, tanto en la exposición del P. Heinz Kulüke, como en las mesas de trabajo, los grupos lingüísticos y los diálogos informales. Por la importancia que esta idea tuvo en nuestra Asamblea –y tiene para la vida religiosa y para toda la Iglesia–, transcribo aquí las palabras del Papa:
Debemos salir de nosotros mismos hacia todas las periferias existenciales. Una Iglesia que no sale, a la corta o a la larga, se enferma en la atmósfera viciada de su encierro. Es verdad también que a una Iglesia que sale le puede pasar lo que a cualquier persona que sale a la calle: tener un accidente. Ante esta alternativa, les quiero decir francamente que prefiero mil veces una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma. La enfermedad típica de la Iglesia encerrada es la autorreferencial; mirarse a sí misma, estar encorvada sobre sí misma como aquella mujer del Evangelio. Es una especie de narcisismo que nos conduce a la mundanidad espiritual y al clericalismo sofisticado, y luego nos impide experimentar la dulce y confortadora alegría de evangelizar.
El encuentro con el papa Francisco
En la mañana del viernes 29 nos trasladamos al Vaticano, para tener el encuentro con el Papa. Se realizó en el Aula del Sínodo. Comenzó a las 9:30 a.m. y duró tres horas.
El P. Adolfo Nicolás, Presidente de la USG, agradeció a nuestro hermano Francisco que hubiera aceptado nuestra petición de encontrarnos con él. En lugar de los discursos que se acostumbraban en audiencias como esa, uno de nosotros le hacía al Papa las preguntas o peticiones que con anterioridad habíamos preparado, y él respondía espontáneamente. Hago aquí una síntesis de ese fraterno y sabroso diálogo.
El primer grupo de preguntas se refirió a la identidad y la misión de la vida consagrada. El papa Francisco nos recordó que los religiosos seguimos a Jesucristo de una manera especial. Nos invitó a vivir la profecía, a ser testigos de un diverso modo de ser y de comportarnos (el sacrificio por el otro, el olvido de sí), a encarnar los valores del Reino; sólo así podremos despertar al mundo e iluminar el futuro. Dios pide a la vida religiosa dejar el nido, salir, ir a las fronteras, apostar lejos. Es necesario ir a la periferia, conocer por experiencia lo que vive la gente, para, desde allí, ver la realidad. Salir es la clave hermenéutica para interpretar la realidad.
Después abordamos el tema de las vocaciones y la formación. El Obispo de Roma subrayó que ha cambiado la geografía de la vida religiosa y que en las Iglesias jóvenes están surgiendo vocaciones, pero que todas las culturas tienen la capacidad de suscitar vocaciones. En el discernimiento vocacional, es necesario verificar la recta intención de los candidatos; aunque al principio no sea perfecta, debe irse purificando en los años de formación hasta la profesión final. Hay que inculturar el carisma, que es único, en las diversas culturas, sin relativizarlo. Para formar a un religioso hay que tener en cuenta su cultura. Los cuatro pilares de la formación, en todas las etapas, son: formación espiritual, intelectual, comunitaria y apostólica. Recordar que los jóvenes tienen un lenguaje diferente y otras categorías. En la formación, se debe tener en cuenta al Pueblo de Dios: no estamos formando administradores ni gestores, sino padres, hermanos y compañeros de camino para el Pueblo.
Con respecto a los Hermanos en la vida consagrada, el Papa dijo que esa vocación no es de segunda categoría ni a medias, sino una vocación distinta, completa. Nos falta valorarla más. No es una vocación que se esté extinguiendo, pero sí necesitamos entender lo que Dios nos está diciendo con su disminución numérica. Es necesario estudiar el tema de la participación de los Hermanos en el servicio de la autoridad en las congregaciones clericales.
Otro grupo de preguntas se referían a la fraternidad. Nuestro hermano Francisco dijo que la comunidad tiene una enorme fuerza de atracción. La vida fraterna es un testimonio; supone la aceptación de las diferencias. Hay diversas formas de fraternidad, según los diversos Institutos. Una persona incapaz de vivir la fraternidad, no es apta para la vida religiosa. Esto se vuelve más significativo por la marcada tendencia actual al individualismo. En toda comunidad o grupo humano existen dificultades, conflictos. Se deben reconocer los conflictos, enfrentarlos, trabajar por resolverlos, cosa que no siempre se consigue. A veces, las personas que generan más conflictos necesitan un acompañamiento especial, sobre todo cuando se trata de hermanos enfermos física o mentalmente. Nuestra caridad ha de tener hacia ellos expresiones de ternura.
Se le hicieron algunas preguntas sobre las relaciones entre los religiosos y las Iglesias particulares. El Papa dijo que los obispos deben comprender que la vida consagrada no es sólo una ayuda pastoral sino carismas que enriquecen a la diócesis. La Iglesia tiene necesidad del carisma de la vida consagrada. Es importante la inserción de las comunidades religiosas en la vida diocesana, y que los obispos reconozcan y respeten los carismas. Los conflictos surgen cuando falta el diálogo.
También se le preguntó al Sucesor de Pedro sobre las fronteras de la misión. Las fronteras deben ser buscadas de acuerdo al carisma de cada instituto. Las realidades de exclusión son una prioridad. Los superiores han de enviar a los apostolados de frontera a las mejores personas, a las más dotadas, pues son situaciones de mayor riesgo que exigen coraje y mucha oración. Además, es necesario que los superiores acompañen a las personas comprometidas en esos apostolados.
El Obispo de Roma agregó que existe una marginación cultural y educativa. La educación es uno de los grandes servicios que presta la vida consagrada. La educación debe transmitir conocimientos, hábitos (o maneras de hacer) y valores (o valoraciones); y a través de todo eso, transmitir la fe. El educador debe estar a la altura de las personas que educa; por eso, debe renovarse continuamente y renovar su manera de educar; debe preguntarse cómo anunciar a Jesucristo a una generación en constante cambio. Hoy, el compromiso educativo es clave. Se requiere gran preparación para acoger en los espacios educativos a niños, adolescentes y jóvenes que tienen problemas, especialmente en la familia, y para anunciarles a Jesucristo y no “vacunarlos contra la fe”.
Por falta de tiempo, ya no le hicimos al Papa otras preguntas que habíamos preparado.
Durante el descanso, el Papa saludó personalmente a cada uno de los 120 participantes. Al final, nos agradeció el servicio que realizamos, el testimonio que damos, los mártires que las órdenes y congregaciones religiosas han dado a la Iglesia… Y anunció que el 2015 será un año dedicado a la vida consagrada.
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Queridos hermanos Superiores Provinciales y Consejeros: pido al Espíritu Santo que, con ocasión de la lectura de este Memorándum, él les haya dado algunas luces sobre la manera como Dios quiere que realicemos el servicio evangélico de la autoridad, especialmente en estos tiempos en que, como Congregación, estamos por comenzar el Año jubilar por el centenario de nuestra fundación.
Si lo juzgan conveniente, pueden enviar este documento a los religiosos de su respectiva Provincia y a las personas que quieran.
Con mi cariño y mi oración. Su hermano y servidor:
Fernando Torre, msps.
Superior General
12 de diciembre de 2013 – Solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe